Llegamos al camping de La Berarde (a partir de ahora LB), un lugar con una clientela casi exclusiva de escaladores, montañeros, alpinistas... y demás ralea, por lo que, a partir de las 8 o 9 de la noche te puedes ir a la piltra con la certeza casi absoluta que nadie va a estropear tu merecido descanso.

La predicción meteorológica era estupenda, demasiado buena incluso, como luego íbamos a comprobar en nuestras débiles carnes. La intención era aclimatar haciendo un pico "menor", el Giobernay, de 3350 más o menos y un día después la "pojnte de la Pilatte". Nos quedamos con la mitad, es decir, el Giobernay.
Inciamos el recorrido hacia el refugio de La Pilatte remontando las aguas tumultuosas del Véneon hasta el refugio del Carrelet, regentado por un vástago de la saga de los Turc, mítico linaje de estos parajes: guías, pastores, campesinos...la mitad de los negocio de LB son de ellos, y la otra mitad deben de ser de los Tairraz, estos venidos de Chamonix en la época gloriosa de los Coolidge y compañía.


Viajamos escoltados a nuestra izquierda por la poderosa cara norte del Ailefroide, escenario de heróicas ascensiones.

Al fondo se muestra la gran cuenca glaciar de Les bans

Después de más de tres horas de remontar el curso del Veneón, una mirada hacia atrás nos descubre la sur de Ecrins escoltada con su fiel escudero el Colidge, fácilmente reconocible por su cumbre de dos puntas. Un pico nada difícil y una excelente atalaya para admirar uno de los rincones más salvajes de Ecrins

Instalados en el refugio de Pilatte, tenemos delante de nosotros este soberbio panorama

Para algunos ya ha llegado la hora de comer, para nosotros todavía no

Siguiendo los consejos de un guía, vamos a hacer el Giobernay en forma de travesía, remontando por el glaciar de Says

y por la normal. La ascensión nos regaló con instantes de una gran belleza

y, todo hay que decirlo, de una nieve asquerosamente blanda, que nos fatigó mucho y nos llevó como el viento lleva la hojarasca seca, las intenciones de hacer al día siguiente la Pointe de la Pilatte.

Día de descanso y subida, para no perder comba, al refugio del "Soreiller", para admirar el famoso circo y la no menos famosa aguja Dibona.

El camino al refugio es, como no puede ser de otra forma en estas montañas, de una gran belleza

Para seguir aclimatando, decidimos subir un escalón más en altura y hacer el Rateau Ouest -el año pasado hicimos el Est, que es el más alto, entre uno y otro hay un kilómetro de cresta accidentada que asemeja a un rastrillo, que es lo que significa Rateau en francés-. Lo bueno de esta cumbre es que un teleférico te deja a 3.200 mts, lo malo es que el viaje dura 40 minutos, y si el "huevo" va lleno (6 máx por huevo), con mochilas y tal, y uno tiene un pelin de claustrofobia, pues lo puedes pasar un poco mal a la subida, porque a la bajada ya va uno bien "zurrao" como para andarse con misterios.
La subida tiene un poco de todo: glaciar con rimaya, pendientes de 40 más o menos, arista bonita y escalada fácil

Esta chica que asoma por la arista es Cristina, residente en Zaragoza, que apareció por la s peñas y nos dejó boquiabiertos. Nos preguntábamos si había subido por el glaciar solita, pero no, había dejado al compa al final de la nieve. En la bajada, nos quería llevar por el pilar Candau al glaciar de la Selle, menos mal que un cabezota palentino puede más que una tozuda mañica, sino, ahora estarían todavía buscándonos por el paraje aquel

Este pico que se ve desde la cima del Rateau, es el pico de la Grave. Havia él se dirigieron la mayoría de las cordadas

Y llegó el gran día: con Jerôme, nuestro joven guía, muy majo él y muy competente, inciamos la ascensión por la larga morrena del glaciar de Bonnepierre


siendo en todo momento observados por la impresionante cara suroeste de La Dôme


Para pasar al refugio de los Écrins, primero hay que franquear el "Col des Écrins". Bastante empinado en nieve y con un final de escalada. Menos mal que hay un cable "quitamiedos"



...pero al otro lado, otro mundo, el mundo glaciar de la norte de los ¨Écrins

este año especialmente agitada esta cara

lo que nos obligaría, al día siguiente, a hacer un par de grandes zigs-zags para llegar hasta el "Col de la Barre Noire"

y tener a la vista la brecha por la que se pone pie en la cresta

aquí nuestro guía, Jerôme

Cumbre!!!

(para algún escéptico, lo de detrás de mi es el glaciar colgado del Ailefroide)

Regreso por la afilada arista, a veces nada más que una laja que divide el abismo espeluznante de la cara sur y la no menos impresionante cara norte, pero debo decir que se hace bien con mucho cuidado


Como punto final un imagen hacia el norte desde la cima. Se aprecian el Rateau, la brecha de Meije y la propia Meije con su glaciar cuadrado, (la travesía de la cual es nuetsro próximo objetivo


Porqué volvemos a LB? Porque pensamos volver a LB? Por la misma razón por la volvemos a Picos. Entre ambos macizos montañosos hay un punto en común, salvando las distancias, y es su lado salvaje, su inagotable fuente de sufrimiento y de gozo al mismo tiempo. Ambas montañas hay que ganárselas, hay que merecerlas, como dicen los franceses. Y cuanto mayor es nuestro conocimiento de ellas mayor es nuestra ansia de volver.