- Me parece bien, pero… ¿sabes que montaña hay en Tanzania? Pues si, el Kilimanjaro. Está en la frontera entre Tanzania y Kenia así que, si decidimos hacer un safari, es obligatorio conocerlo.
Más o menos así empezó todo hace un año cuando estábamos barajando opciones para la luna de miel. Sobre el papel parecía el viaje perfecto con una mezcla de montaña, aventura, relax y playa. A tenor de lo bien que lo pasamos y las experiencias vividas, podemos decir que este ha sido un viaje inolvidable.
Utilizamos como base para nuestras excursiones un hotelito con ambiente montañero

Como ibamos un poco acongojados

En esta primera parte, de las tres que consta el reportaje, vereis las fotos de la ascensión al Mt. Meru (4.562 mts), espléndido mirador del Kili.
Todos los días por la mañana había un buen jaleo de furgonetas y todo-terrenos que recogían a la gente que iba al Kili, Meru o de safari…
A la entrada del Parque Nacional de Arusha, ya pudimos ver todo tipo de animales…


Ante la posibilidad de que algún búfalo se acerque peligrosamente a los turistas, el gobierto de Tanzania te obliga a llevar un “Ranger” armado para protegerte. Este es Fred.
El primer día la ruta nos llevaba desde los 1.500mts de la puerta de entrada al parque, hasta los 2.514mts de Miriakamba Hut, el primero de los dos refugios que ibamos a utilizar en la ascensión. En total 10 Kms de caminata y 1.000 mts de desnivel.
Atravesando el bosque entre la niebla, parecía que en cualquier momento iba a aparecer “lomo plateado”. Al estar el Mt. Meru eclipsado por su gigante hermano, muy poca gente nos fuimos encontrando por sus laderas.
Nuestro guía Jefrey es todo un portento físico. Que no os engañe su frágil aspecto, a la hora de la verdad dejó sentado a todo el mundo.
Una vez llegamos al refugio, un pequeño descanso y la merienda de todos los días, palomitas recien hechas


Esa madrugada me llevé un gran susto

Al día siguiente nos dirigimos al segundo refugio, Saddle Hut, ya por encima de las nubes. Cerca de él, pudimos ver nuestro objetivo todavía bastante lejos.
Al igual que en Miriakamba, Saddle Hut (3.500mts) se compone de una serie de barracones con habitaciones de 4 literas cada una. Al final de la mañana, habíamos hecho otros 1.000 mts. de desnivel pero repartidos en solo 5 kms.
Esa misma tarde del segundo día, subimos hasta una pequeña cima de 3.800mts llamada “Little Meru” (pequeño Meru) como complemento a nuestra aclimatación. Junto con nuestro guía, también vino el más joven de los 4 porteadores que llevábamos.
Las nieblas de la tarde entraban y salían impidiéndonos ver con nitidez la ruta que seguiríamos esa noche.

A las 2 de la mañana, después de desayunar unas galletas, nos pusimos en marcha hacia la cima principal del Meru. A unos 3.800mts ya empezaba a hacer bastante frío.

Un poco más arriba las nubes desaparecen totalmente y disfrutamos de una fantástica subida bajo las estrellas. A las 6 de la mañana empieza a amanecer y casi se me caen las pelotas al suelo cuando aparece la silueta del Kilimanjaro en el rojo horizonte. Impresionante.




Jefrey se quedó conmigo esperándome ya que me volví loco sacando fotos y vídeos.

Sandra, que desde los 4.200mts venía algo mareada por la altitud, hizo un último esfuerzo para llegar todos juntos a la cima del Mt.Meru (4.562 mts) a las 7 de la mañana.

La sombra proyectada del Meru. Abajo la planicie Tanzana.

Este es el cono volcánico de la montaña, bastante por debajo de la cima.

Cara de felicidad



Ultima parte de la ascensión. La ruta que seguimos va por la arista de la derecha.

Descendiendo. A medida que bajábamos Sandra se iba encontrando mejor… por lo menos ya tenía color en las mejillas.

Aunque técnicamente es muy fácil, el Meru te regala varias zonas de trepaditas muy disfrutonas.


Una vez llegados al refugio, tocaba descansar un par de horas para continuar ese mismo día al refugio de abajo. En la foto, Sandra con nuestro cocinero Rams que también haría de asistente de guía en el Kili.

Bajando esa tarde por el camino pudimos ver con claridad la parte superior del techo de Africa.

Por fin veíamos las nieves perpetuas.

Después de dormir esa noche en Miriakamba Hut, seguimos ruta hasta la oficina de entrada al parque, donde dimos cuenta de unas merecidas cervecitas (de medio litro por cierto)


Tenían un mapa en relieve del Meru con la ruta que seguimos.

Por cierto, en la misma oficina del parque me enteré que España había ganado su segundo partido de la Eurocopa… ¡¡¡Podemos!!!
Continuará…