Yo no conocía la zona de Riaño, ya le eché el ojo desde el Espigüete y tenía unas ganas locas de acercarme, aunque no pensé que fuera a ser de esta forma.
Como digo, la aproximación no fue muy larga, empezamos a andar con un frío glacial y una niebla espesa de las que prometen. Paseo por el embalse, subida por el hayedo de la Viesca hasta la Collada Bachede y en un momento estamos a pie de vía.
Según nos acercamos a la base pudimos disfrutar de uno de esos momentos mágicos en que rebasas las nubes y el mundo entero parece estar a tus pies, el embalse parecía haber crecido hasta inundarlo todo (por cierto, no sé vosotros, pero yo estoy enamorado del tipo de la foto, ¿quién será?).


Después de alimentarnos la vista un rato y esperar a que calentara un poco (es lo que tiene madrugar) atacamos la primera vía, la Curva de Gauss, de Tino Núñez. Aquí dejo el croquis cortesía de Llambriales.

Como comentario general, esta vía me pareció bastante asequible y disfrutona, lo peor es el tramo intermedio (2º y tercer largos, que nosotros empalmamos en uno), que casi se puede hacer andando, pero para uno que no está muy acostumbrado a la tapia este descanso mental viene hasta bien. Por otra parte puede haber problemas de orientación, pero se puede escapar casi por cualquier sitio, si nos salimos de la vía probablemente no nos enriscaremos sino todo lo contrario.
Aquí tenemos la entrada a la vía, un murete muy guapo y travesía hasta un bloque desplomado. Las dos referencias que tenemos son un arbolillo y un característico cuerno de roca con liquen naranja, que hay que dejar a nuestra derecha.

El bloque se deja querer.

Un poco de placa (V-), que se puede proteger en la fisura, y hasta la reunión. Un largo realmente bonito.

Aquí tenemos la reunión, en un puente de roca a prueba de bombas.

El siguiente largo (uniendo el 2º y el 3º) me dejaron hacerlo a mí, para ir practicando un poco con cacharros y demás. Realmente se podría llegar a la reunión andando, pero ya que estamos vamos a buscar la placa, que si no se ensucian los gatos


El día va aclarando, abajo tenemos el embalse, y el Espigüete no nos quita ojo, "no te me pongas celoso, que en un par de días me acerco a visitarte de nuevo


Tercer largo (4º del croquis): Una travesía diagonal hasta buscar una preciosa grieta horizontal que se pasa en bavaresa.

Para proteger esta grieta hacen falta un par de camalots del 4, aunque es bastante sencilla y gozosa, con buen patio (III+). Esta foto es de otro día distinto, pero merece la pena ponerla, el paso es de lo más bonito de la vía.

En este punto hay un clavo para proteger el siguiente largo, aunque se puede hacer reunión más a la derecha laceando bloques y usar el clavo como primer seguro.

4º largo (5º del croquis): Un diedro peleón, más vertical de lo que parece.

A la salida del diedro hay que superar este murete hasta la última reunión, lo peor es que la roca está bastante rota, yo me fui por la derecha que se veía más fácil. ¿Por qué me miraría ese buitre con tanta atención


La vía termina en la misma arista cimera, desde ahí una aérea cresta nos pone en la cima.

Los tres en la cumbre

Las vistas desde este pico son extraordinarias, sobre todo si el día está bien encargado.
Bajamos por la normal, el camino está jitado, lo difícil es no distraerse con esas vistas


Llegamos abajo sobre las dos; bien, llegaremos prontito a casa. Pero Llambriales no paraba de mirar a la pared, ¿qué tal si hacemos otra vía, ya que estamos aquí?. Tampoco tuvo que insisitir mucho, para qué nos vamos a engañar

La vía elegida fue "Algún día la ternura moverá el mundo", también de Tino Núñez (mi ídolo), aunque nos saltamos los pasos de 6º en deportiva y terminamos en el último largo de las Meigas, una combinación perfecta para quien no quiera o pueda complicarse mucho la vida (por cierto, perdón por la licencia del título, pero venía muy a mano

Aunque el grado y demás es parecido a la Curva de Gauss esta vía me pareció más dura, tiene algún pasito de adherencia pura en el que yo habría pasado apuros si no tuviera la cuerda por arriba. Aquí tenemos el croquis, también de Llambriales.

Empezamos con un diedro facilón

Travesía lateral hasta la primera reunión, es fácil pero hay que tener cuidado con algún bloque que da miedo.

De la primera reunión se sale a la izquierda para buscar una grieta con vegetación. Aquí hay un pasito de adherencia pura (justo antes de la foto) en el que tienes que confiar ciegamente en el poder de la goma, todo un reto para mí. A partir de ahí es una placa/canalizo protegida con una chapa.


Segunda reunión, bien sólida.

La cosa empieza fácil, pero después volvemos a la placa, el peor paso es un canalizo bien protegido con una chapa, que se puede usar para asegurar o para lo que se tercie (no tengo foto)



Llegamos al paso de 6a+, que obviamente no hicimos, aunque le dimos un tiento con la cuerda por arriba. Esta placa tiene un par de chapas, pero la primera está a una distancia astronómica, sólo hay una pequeña laja a la que agarrarse y la piedra está pulida como el mármol. Creo que nunca conseguiré encadenar pasos así, más que gatos necesitaría ventosas


Por suerte ese paso es todo menos obligado, unos metros a la izquierda hay unos canalizos bastante más asequibles (entre IV y V). Arriba hay varios puentes de roca.

Tercer largo, nos olvidamos de la salida original de la vía (un muro de 6b+, con varias chapas) y hacemos una travesía por placa algo tumbada (IV-), hasta llegar a la reunión con puente de roca, donde empieza el último largo de la Meigas.

Largo bonito bonito, se sube por una grieta hasta llegar a un techo que te empuja para fuera.

Supuestamente este es el paso clave de la vía, al llegar ahí parece que vas a tener que hacer una especie de bavaresa inversa con la roca en el cogote, pero alargas el brazo, buscas un poco y ¡bingo!, una presa mágica en el otro extremo de la roca. Desde ahí sólo queda un bonito diedro hasta la cima.

Este largo me pareció lo más guapo del día, un estupendo fin de fiesta para una gran jornada de escalada
