Mientras nos acercamos a la aguja Teresita el día del segundo intento, nos llama la atención la vira inclinada que parece atravesar la cara Sur, de un lado a otro, y desemboca a escasos metros bajo la cumbre. Una posibilidad que no habíamos visto.

Y ciertamente, examinando algunas fotos del pasado, es verdad que la vira se hace pero que bastante evidente, bajo cierta luz y con la perspectiva adecuada.

Y aquí estamos de nuevo al pie de la arista NO. Dejamos allí las mochilas y nos colgamos todos los cacharros.

La entrada a la cara NO está marcada por un pequeño jito. No sabemos si indica la subida a la aguja o más bien el paso más sencillo hacia la canal de los Albos. Lo cierto es que no encontramos ninguno más en el ascenso.

Ganamos altura rápidamente y verificamos que se trata del mismo recorrido que realizaron Pocholo y sus acompañantes.

La vira se endereza en una canal muy agradecida de trepar, que parece dirigirse a la horcada NO de la aguja (algo empieza a encajar con la reseña de M.A. Adrados).

Algún paso más vertical que el resto, pero sin mayores complicaciones.

La canal se termina un poco más arriba y aparece una nueva vira herbosa que continua en la misma dirección que la de la entrada, hasta situarse casi en la vertical de la cumbre. En ese punto, la vira queda cortada por una estrecha canaleta que desemboca, a tan sólo 3 metros de nuestros pies, en una especie de embudo/escupidera. No hacemos ni amago de atravesar al otro lado; el terreno es bastante inestable y el solo hecho de asomarnos precipita una pequeña avalancha de piedras al embudo.
Por cierto, que el embudo se adivina perfectamente, en la vertical de la cumbre, en la foto con nieve que Andoni publica después de la primera parte del reportaje (te la tomo prestada, si no tienes inconveniente).

Como no le vemos muchas posibilidades a seguir para arriba por la canaleta, que se estrecha y verticaliza rapidamente, retrocedemos unos 5 metros por la vira y examinamos el terreno por encima de nuestras cabezas. Un escalón sencillo de pocos metros y luego algo que no vemos, pero que se intuye bastante mejor que lo que acabamos de descartar.

Cualquier cosa mejor que la canaleta, parece pensar mi compañero mientras me asegura para superar el escalón.
Y lo que hay después son más metros de hierba escalonada hasta, ahora sí, la horcada NO. Estoy convencido de que bastante gente no tendrá problemas en llegar sin cuerda hasta aquí. Lo que no es una recomendación, ni mucho menos.

Lo que sigue no pinta mal, aunque casí no vemos con el sol justo encima de la cumbre. Por lo menos es roca y aunque hay mucho tramo roto, es mejor que la grava y la hierba anteriores. Hay que pasar al otro lado de la canal, que es la misma que desemboca en la escupidera. Subir justo hasta la horcada NO, sin haber atravesado la canal a la izquierda, te fuerza a un paso de escalada no muy evidente (con salto incluido) para continuar por la arista hasta la cumbre. Estuvimos allí y lo sopesamos; no es hablar por hablar.

Unos cuantos metros más arriba, ya por el lado izquierdo de la canal, se nos presentan dos opciones, una directa y otra en travesia por la izquierda para luego volver a la vertical, remontando unos bloques escalonados. Ambas bastante evidentes, pero siempre con roca dudosa. En la vertical de los bloques se ve un clavo abandonado, alcanzable "a priori", pero con una salida incierta hacia arriba.
Vista hacia abajo desde la reunión. Estamos un sólo a un paso de la cumbre.


Reunión mediocre, pero que tira en buen sentido ante una eventual caída del primero. Y mejor no plantearse ahora la teoría sobre reuniones multidireccionales, porque NO HAY OTRA COSA. Y una foto más, que aunque estropeada por el sol, puede aclarar mejor todo lo anterior. Los 30 metros de cuerda que llevabamos nos obligaron a hacer dos relevos.

Unos cuantos pasos a la derecha, desde la reunión, y estamos al filo el espolón NO. Delante de mí, un pequeño murete, con buenas regletas pero ligeramente descompuesto. Esto ya parece el final. Intento asegurarlo antes de empezar y no encuentro más que una estrecha fisurilla para un empotrador de cable. Pero es mejor que nada.
A mi derecha, un poco más abajo, veo la vira inclinada que pasa bajo la cumbre. El destrepe es posible hacia ese lado pero, salvo escarmiento con el murete, creo no nos aporta nada nuevo y alarga más el recorrido. Así que vuelvo a atrás, compruebo otra vez el seguro que había colocado y trepo con cuidado, pero sin mayores problemas. Remonto luego un pequeño lomo, bastante más compacto y pienso en la cuerda que me puede quedar.
El lomo se acaba aplanando totalmente y allí estoy. A unos escasos 10 metros de mí, veo los pequeños jitos que señalan la cumbre de verdad, pero ya no puedo ir más lejos. Los 30 metros de cuerda no dan más de si. Vuelvo a mirar la cumbre y me desespero.

Imposible llegar sin hacer otro relevo más. Bloqueo mental transitorio y algún juramento en silencio. Encima, cada vez es más tarde y de aquí no se baja luego corriendo por atrás. Entonces arranca a dar vueltas la cabeza:
¿Dónde aseguro yo a éste cómo Dios manda?. Examino el suelo a mi alrededor y no veo nada consistente. Vale, le aseguro a hombro para que suba hasta aquí y luego vemos. Total, no lo va a saber hasta que llegue arriba.


Bien, sube hasta aquí y ... ¿cómo coño bajamos luego si no hay tinglado de rapel? Aquí no se puede montar nada. Y encima con sólo 30 metros de cuerda.
Es mejor que mi compañero NO SUBA HASTA AQUÍ (curiosamente me lo había dicho desde la reunión, antes de decidirme a trepar el murete y ahora, desde aquí, casí ni nos entendemos para hablarlo de nuevo).
¿Y si intentó entenderme con él para desatarme de un cabo y utilizar la cuerda de 60 metros en simple? Con 10 metros más llego fijo. Claro que si, campeón. Y luego destrepas el murete con el seguro a 8 metros y una cuerda de 9 mm en simple.
La única opción de cumbre: desatarse un momento e ir andando hasta allí ... ... ... ... ¿Desaqué? me digo mientras vuelvo a mirar al suelo. Sigo sin ver nada decente (ésta vez era pensando en atar los cabos sueltos de la cuerda para que no se me escaparan).


Ni se te pase por la cabeza desatarte chaval. Miro de nuevo la cumbre y me digo: "Esto no da más de si. Anda para abajo, pedazo de talibán".
Así que con mucha calma, desciendo el lomo inclinado y allí ya me comunico con mi compañero. Recoge toda la cuerda sobrante y me asegura mientras destrepo. Llego hasta donde estaba el seguro y respiro ya más tranquilo. Ya puedo hablar con el (al otro lado de la arista) y le cuento por encima lo que ha pasado. Me llevo una alegría al ver que no le molesta la decisión.


Y antes de bajar, decidimos echar un vistazo a la vira (lo más probable es que aquí no volvamos más y merece la pena saber cómo es). Así que me asegura mientras destrepo en un momento hasta ella.

La vista desde la vira hacia la cumbre. Es bastante más ancha de lo que se puede intuir desde abajo y tiene una caída impresionante hacía la derecha. No llego a ver acceso final a la cumbre, desde donde estoy (puede que el resalte final no tenga un acceso evidente por este lado). Trepar a pleno filo parece, en resumen, la opción más simple y lógica.

Mientras destrepamos hasta la canal, soy incapaz de valorar en su justa medida, todo lo que acaba de suceder. Del exito al fracaso en tan sólo medio largo de cuerda. Así que la sensación de derrota es total.
Lo cierto es que un vistazo a una foto aumentada, después de unos días de reposo, te hace ver las cosas con mucha más perspectiva. Y te ves pensando: "Sabemos por donde se sube y hemos estado casi pisando la cumbre". La sensación amarga se te va pasando, y al final, poco a poco, dejas de pensar en repetir para considerar de verdad que has subido allí. Es la hora de pasar página y hacer nuevos planes.

Sobre todo, muchas gracias al sufridor de la foto, por lo que tantas veces tiene que aguantar.