Los nombras y tienen empaque por sí solos, envueltos en un halo de estatuas perennes sobre pedestal.
Podría decir que este era un plan como otro cualquiera, pero no lo era en absoluto. Por remontarnos podemos remontarnos a los años en los que nos sentábamos los domingos en casa frente a la 2 para ver aquellos capítulos de Al filo de lo imposible que te transportaban fuera del salón hacia otro mundo lleno de montañas lejanísimas y aventuras inalcanzables para el común de los amantes de la naturaleza y las montañas.
Si solo nos remontamos al comienzo de la edad adulta y “pudiente”, decir que pensaba que nunca pisaría esos lugares puesto que, sin investigar más, daba por sentado que la época en la que se podían visitar esas montañas era a partir de Septiembre (ya trabajaba en el colegio). Un poco más adelante leyendo el libro de “catorce veces ochomil” de Edurne Pasaban y cayéndome de un melonar, fui consciente de que el Karakrum no era Himalaya...(¿se podía estar más empanada?) y que la época de visita era el verano… ¡nuestro verano! ooouuu yeah!!! entonces cabía una posibiidad de que pudiera ir!
Y si nos remontamos lo más cerca posible al viaje, hace 3 años le pregunté a Tente por cuanto salía el trekking del Baltoro (le dije, ok, gracias, tengo que ahorrar). Hace 2 años me quise apuntar y llegué tarde y hace un año, no se me escapó más, en cuanto recibí su correo dije: “Apúntameeeeee!!!” y aquí empieza de verdad todo
De los reparativos nada donde extenderse porque durante el año, poca cabeza pude meter en el viaje, quien diga que en un cole no se trabaja le invito a que me acompañe durante una semana
Voy a saltar hasta junio, donde con muy bien criterio, Tente organizó una quedada en Picos para que el grupo se conociera. Valladolid, Madrid, Palencia...casi todos nos conocimos en Vegarredonda desde donde atacamos el Requexon y atisbamos Santa María de Enol desde su collado (la trepada estaba con nieve, nada segura para subir). Por cierto, qué buena paella y cocido comimos en el refu! Creo que comí más que caminé.
Llega el 24 de julio por fin, punto de encuentro, la T4 ahora sí rumbo a PAKISTAN!
Desde la terminal hasta Islamabad, 2 aviones después, todo fue comer, ver pelis y escuchar música. Degustamos los últimos vinos y cervezas hasta la vuelta. En la escala en Doha te das cuenta de dos cosas, el calor y humedad que hace en Catar (gafas empaladas nada más bajar del avión) y el despilfarro y ostentosidad con que maquillan todo. Y esto sin salir del aeropuerto.
Ya en Islamabad (qué caloooorrrr), te das cuenta de que la ciudad...es diferente a lo que conoces. El orden del que vienes se desvanece y, tan solo por el trayecto al hotel, te das cuenta de que allí las cosas funcionan según otras “reglas” más bien torcidas al ojo occidental :P Para los que aterrizábamos por primera vez en Asia, cualquier cosa nos parecía digna de ser contada y fotografiada. Los que ya hayáis estado por allí todo esto ya lo veréis como normal, 5 personas en una moto incluídas bolsas de la compra, 6 filas de coches en 4 carriles, cruces diagonales, claxon de coche 360º, ausencia de semáforos (salvo que sea estrictamente necesarios en cruces octodireccionales), ausencia de pasos de cebra… el caso es que allí todos se aclaran en sus términos y códigos así que , a pesar de lo que podía parecer, llegas enteros al hotel con los de la agencia que habían venido a recogernos, Lela Peak Expeditions
Este primer día nos da tiempo a visitar la impresionante Mezquita de Faisal, una de las más grandes de Asia. Leches, sí que es grande! Por el módico precio de 5 rupias te guardan los zapatos antes de entrar. Las mujeres accedemos solo a la parte perimetral de arriba, único sitio donde podemos estar. Imaginas que es que las mujeres musulmanas rezan en casa más que en las mezquitas…
Estos son los taxis, aquí lo de la itv no existe. En esta foto aparece nuestro guía pakistaní (el del trekking)
(Foto de F.J. Escudero)
Varios grupos y personas piden hacerse selfies con nosotros no están en absoluto acostumbrados a ver gente de fuera (la mayor parte del turismo es pakistaní por lo que vimos). También visitamos el Jinnah market donde tomamos unos “banana-mango-mix”.
Al día siguiente sobre las 4 am estábamos ya cogiendo el bus hacia Chilas. En lugar de ir por la Karakorum Highway cogemos un “atajo” que nos lleva por Babusar Pass a 4500m. No perdemos detalle de nada, las cámaras no dan respiro, un camión de pollos mismo es excusa para hacer una foto haciendo el ganso :P
(Foto de F.J. Escudero)
Lo que os digo, somos los únicos Occidentales y tenían que hacerse fotos con nosotros jeje
(Foto de Tente)
Atracciones para el turismo interior como el corte de un glaciar sobre la carretera que han aprovechado para vender refrescos naturalmente refrigerados
(Foto de Tente)
(Foto de F.J.Escudero)
Camas dentro de los ríos...
En el trayecto, se suben al bus y nos acompañan “efectivos” del ejército/policía… recordamos que hace tan solo 4 años 11 alpinistas eran asesinados por los talibanes en el campo base del Nanga Parbat…
(Foto de Tente)
Fue habitual que nos parasen en diferentes controles... rellenar papeles, toma de fotografías...pasaporte siempre a mano, eso seguro.
Tras el primer día de bus llegamos a Chilas. El alojamiento, cómo describirlo...ufff… dormí con el miedo a ser succionada por el ventilador de agua que tenía al lado de la cama y que hacía el ruido de un reactor de avioneta. El resto de comentarios me los voy a guardar. Un grupo saló a dar una vuelta, aunque tampoco les dejaron explorar mucho.
Al día siguiente cogeríamos ya sí la KKH hasta el desvió por el Indo que nos llevaría hasta Skardu, de nuevo no dábamos abasto con las cámaras: gente durmiendo encima de casas y camiones, brutal fuerza con la que baja el río, llamativo contraste verde-marrón de los valles, punto donde se juntan las cordilleras del Karakorum, Himalaya e Hindu Kush, mirador sobre la enorme mole del Nanga Parbat… hoy ya empezamos a soltar improperios de asombro desde el bus
Sobre la cabina del camión se duerme fenomenal
Y sobre los techos de las casas también!
Nanga Parbat desde la KKH
Una vez en Skardu nos alojamos en el hotel Mashabrum y comienzan las gestiones. Con un poco de suerte podríamos salir al día siguiente la tarde la empleamos en dar una vuelta por la ciudad que al parecer, estaba extrañamente vacía.
Aquí amplías tu concepto de ciudad :P reconozco que el primer paseo me costó ...pero solo el primero, menos mal que estaba vacía Sobre todo se respiraba mucho humo de coches y motos.... Calle comercial abajo, calle comercial arriba, hoy no nos adentramos (bueno, el grupo de exploración avanzado sí, jeje).
Aprovechamos este primer paseo para comprar paraguas, y sobre todo, para buscar sacos de rafia para meter los petates e intentar que se ensuciaran lo menos posible durante el porteo. Los encontramos 11 sacos por 600 rupias. Entre la larga ristra de tiendas y puestos te encuentras alguno como una pastelería que nada tenía que envidiar a las de aquí.
Como he comentado anteriormente, tuvimos la suerte de no tener que “perder” un día más en Skardu, todo se gestionó rápido y al día siguiente podríamos salir ya con los 4x4.
A primera hora de ese día se van cargando los coches para poner rumbo a Askole, pueblo a orillas del Braldo, y último asentamiento antes de entrar de boca en el Karakorum.
(Foto de F.J.Escudero)
Yo no digo nada pero... glubs!
https://www.youtube.com/embed/QVkIDTOobCE[/YouTube]
No me extraña que cada dos por tres haya desprendimientos, si es que esta arena se desmonta con mirarla...
Una vez en Askole los porteadores montan lo que sería el primer campamento, una tienda para cada 2 (petates y mochilas dentro) y una tienda comedor. En este primer campamento se podían comprar bebidas, había un lavabo, dos letrinas y una ducha, vamos, agua que caía de algún sitio entre cuatro paredes jeje.
Esta es una de las cajas donde viajarían los pollos…
(Foto de F.J.Escudero)
Aprovechamos para visitar el pueblo y un pequeño museo que tienen. Mi sensación era de haber retrocedido hasta el siglo I… pero tan auténticamente real que me daba hasta apuro sacar la cámara par retratar el quehacer diario de sus gentes. Al museo nos acompañó un grupo de chavales liderado por el que mejor hablaba inglés. Estabas como en el ombligo perdido del mundo. No se si me gustó, me dio miedo o qué. Primera noche en tienda. Estuvimos escuchando rezos por la megafonía hasta bien tarde (para lo pequeño que era el pueblo iban sobradísimos de Watios).
(Foto de Ana)
A partir del día siguiente empezaría el Trek propiamente dicho.
Continua en el capítulo 2 http://www.foropicos.net/viewtopic.php?f=19&t=31403