Sobre el papel (el papel lo veremos luego), ésta es la ruta más sencilla para subir al Tercer Castillin. Y por eso publicó el reportaje aquí y no en el apartado de escaladas, que es donde debiera estar (y dentro de las escaladas, en el sub-apartado "peliagudas"). El objetivo no es otro que disuadir a los posibles aspirantes, que hayan pensado por algún momento, que ésta es una opción sencilla para ganar tan emblemática cumbre del macizo de Ubiña.
Y me permito decir todo lo anterior porque exactamente así comenzó la historia ...
A mí, personalmente, el aspecto de la ruta me ha parecido repelente desde el primer día que la ví (por favor, que no se ofenda nadie). Pero decidimos acercarnos a ella para valorar la posibilidad de que unos amigos, apenas iniciados en la escalada, pudieran hacer cumbre en el Tercer Castillín. Y es que la reseña de la vía (máximo IV en un solo punto) no encajaba para nada con su imagen en vivo.
Así que una tarde del pasado verano, aprovechando los días largos, planeamos acercarnos allí al salir de trabajar. Tiempo de la actividad medido casi al milímetro y sí, un poco apurado. Si todo va bien, sobre las 23:00 horas en casa. Si algo se complica, pues cuando lleguemos. Eso si, que no se nos olvide la lámpara frontal.

Hora y media después, empezábamos la caminata de aproximación en Torrebarrio.
Solana de campeonato a pesar de que del otro lado, en la parte Asturiana, hay muchas más nubes que claros.
Pillamos la diagonal del Siete y para arriba tan rápido como nos fue posible.
Y, por momentos, pensamos que se nos ha ido la mano con la planificación de la actividad.
Un poco más y ahí la tenemos. Quien me diga que esa fisura-chimenea tiene aspecto de escalada agradable, por favor que no cuente conmigo para salir al monte.
Bueno venga, vamos a verla mejor desde abajo. La perspectiva puede cambiar mucho las cosas. Joder, que no. Claro que cambia las cosas, pero a peor.

Miro a Kike y su cara me dice: "Me has convencido de venir aquí, deprisa y corriendo en una tarde. Ni se te ocurra ahora decir que lo dejamos para otro día". Así que nos colgamos la ferralla y tiro para arriba. El tiempo es oro, ahora mismo.
La primera parte del primer largo no se da del todo mal (pero no es II, ni de coña). La segunda parte ya se complica un poco, con algún resalte algo peleón. La reseña marca III. Ole!
Dicen que los clásicos dominaban mucho este tipo de escalada y por ello esta graduación. Claro que sí, y más si estaban, permanentemente picados con los colegas del gremio.

Reunión a la vista (segunda según el croquis original, primera para nosotros). De las de estar colgado como un jamón. Y encima, no me gusta lo que veo a mi izquierda, en el tramo siguiente de chimenea. Ni parece que se vaya bien por fuera, ni tampoco por dentro. Conste en acta que sigue siendo un tramo de III.
De manera que no dudo en desviarme a la derecha, aprovechando la reunión como seguro intermedio. Recordaba que eso estaba contemplado en la reseña de la vía, como variante. Un tramo de travesía ascendente que a mí me puso bastante las pilas, la verdad. Al finalizarla, después de buscar un rato, subir y bajar, encuentro un clavo y monto la reunión.
Estamos al lado del rellano que sale hacía la derecha y me entretengo mirando la variante que lleva a la cumbre por ese lado. Otro buen embarque de "escasa" dificultad, por lo que me han comentado después.
Llega Kike y compartimos confidencias. Me voy a ahorrar los detalles. Pero viene tan enchufado que quiere probar el siguiente largo.
Cambio de material. Sale de la reunión y enlaza de nuevo con la chimenea. A partir de ahí, pasamos bastantes ratos de silencio en los que no recibo contestación a mis preguntas. Cuerda parada, avance lento, cuerda que baja un poco. Ni siquiera un "estate atento" característico. Piensas de todo, hasta que lo ha podido devorar la chimenea.
Empieza a correr un poco la cuerda. Escucho algún resoplido lejano. Parece que algo avanza ... (me temo que hoy nos va a hacer falta la frontal).
Minutos después escucho la palabra reunión. No me lo puedo creer. Deshago la mía como si me llamara Juan Tamariz.
Atravieso a la izquierda para entrar de nuevo en la chimenea y descubro, por fin, lo que hacía que mi compañero tardara tanto.
La opción izquierda (por el interior), catalogada de III, es solo para culebras. Y los pasos por fuera de la misma parecen destinados al mismisimo Hércules. Lo del paso de IV+ que aparece en el croquis es casi una tomadura de pelo (pongo V y me quedo corto). Menos mal, que se asegura relativamente bien.
Sigue depués otro resalte, que también se las trae. No es IV, ni por asomo. Y este encima hay que dárselo con el seguro un poco más lejos.
Y por fin ponemos los pies en una terracilla encajonada, desde la que parece vislumbrarse el final.
Mi compañero arriba en la reunión, con cara de saber, perfectamente, lo que vengo pensando.
Las vistas hacia fuera de la chimenea. Impresionante lugar.

Reliquia de tiempos pasados, junto a la salida.
Y seguimos para arriba, sin comentar demasiado la jugada, puesto que el tiempo apremia. Y es que hemos perdido bastante en este largo.
La tarde se ha quedado preciosa, sin apenas nubes ya hacia la vertiente asturiana. Pena de horario tan ajustado.
Cumbre rápida, fotos y a buscar la bajada.
Decidimos pasar de los rápeles de la chimenea y nos vamos a buscar el rápel de la vía de los Mierenses.
Esta vertiente del Tercer Castillín, iluminada por el sol, no se ve todos los días.
Parece además que la iluminación le quita fiereza a la entrada de la vía los Mierenses. Tendremos que probarla algún día. Es la que nos falta.
De vuelta a buscar nuestras mochilas, volvemos a mirar hacia arriba. Ahora ya sabemos bien lo hay. Y con la luz del atarceder, todos los detalles se ven perfectamente.
Zoom de la zona más complicada. Menudo largo compañero!
Bajamos buscando, desesperadamente, la fuente. Porque subimos bastante justiutos de líquido para ahorrar peso. Una vez en ella, abrevamos hasta acabar casi empachados.
La tarde estaba preciosa. Nada de frío. Y con una luz increíble. Cazurrandia en todo su esplendor (comentario gratuito para mosqueo de alguno).
Y útima mirada atrás desde el aparcamiento. Mensaje tranquilizador a casa y a buscar un lugar donde tomar una caña.
Como nos gusta "cuando los planes salen bien", que decía John Hannibal Smith.
Y otro día menos de confinamiento que nos queda compañeros.
