Se me ocurrió que se podía aprovechar para subir al Espigüete por la mañana ya que es una montaña en la que dejas el coche justo debajo y se puede hacer rápido para estar en casa a buena hora para preparar la Noche vija así que enseguida contacte con Luis que se que se apunta a un bombardeo y luego me acordé de Zosser, otro que si oye Espigüete no se lo piensa.
Pues ya estaba liada.


Y ya que no había nieve, pues que mejor que subir por la grieta suroeste y de paso revisar esas viras que unen las zonas del pedrero suroeste y la grieta.
Quedamos al amanecer en Cardaño y el frío era helador.


Comenzamos a caminar por el valle de río Chico totalmente congelados.
Hasta Zosser iba con su plumas.

Lo bueno que tiene madrugar tanto es que te regala colores especiales con los primeros rayos de sol sobre el Espigüete.


Estábamos tan helados por el valle que decidimos subir por la loma en busca del sol, siguiendo el sendero que sube al pedrero sur.



Al sol ya se estaba fenomenal, por el camino que va hacia Cruz Armada.


De repente comenzamos a subir todo derecho hacia la entrada al pedrero suroeste.



Entrando hacia el pedrero suroeste.


Nos equivocamos y viramos mucho a la derecha por lo que tuvimos que bucar una vira para reencontrarnos con la subida del pedrero suroeste.

Atravesamos el pedrero suroeste y nos dirigimos a las viras que nos llevarán a la grieta.
Zosser conocía la de abajo, una vira bien marcada.
Pero esta vez íbamos a ir por la vira superior, menos clara, que lleva justo al comienzo de la grieta suroeste.

La vira inferior.

Nosotros por la vira superior.

Una mirada atrás a la vira.

Subiendo por la grieta suroeste.
Que subida tan bonita!!!






Salimos al cracterístico pedrolo que marca el final de la grieta.


Zosser ya salió hacia la cresta oeste, mientras Luis y yo, optamos por seguir trepando hasta ganar la cresta más arriba.


La cresta final.

El pantano de Riaño y sus montañas. Siempre una bonita vista desde aquí.
