La delgada línea verde

Reglas del Foro
Sólo reportajes, por favor. Para hacer preguntas o informar, utilice el subforo correspondiente. No se admiten actividades que sean un link a otra dirección distinta a Foropicos o Picoseuropa , a menos que sean un complemento del publicado aquí (y no al revés).
Aquí tiene las normativas generales. Por favor, respételas y, entre todos, conseguiremos un foro mejor organizado.
Avatar de Usuario
Treparriscos
Mensajes: 991
Registrado: Sab Feb 04, 2006 10:15 pm

La delgada línea verde

Mensaje por Treparriscos » Vie May 16, 2014 3:39 pm

La idea permaneció latente, cual virus esperando el momento a multiplicarse, durante años. No me resulta difícil saber cuántos. Sé exactamente el momento en que se produjo el contagio, es más, soy plenamente consciente de cómo el agente infeccioso se coló en mi organismo.

Eligió los ojos.

Mi retina fue incapaz de ofrecer resistencia alguna. No la culpo, la pobre es así, qué se le va a hacer. Demasiado permeable, demasiado ávida... Una simple mirada y en un instante el daño estuvo hecho. Y ya no hubo remedio.

No dolió, más bien al contrario, me inundó una sensación de euforia y excitación parecida (supongo) al efecto de algunas drogas. Durante un tiempo, mi pensamiento divagó continuamente, trazando caminos improbables, intentando arrojar luz sobre lo desconocido, tratando de encontrar respuestas. Fueron tiempos convulsos, peligrosos. No sabía cuánto iba a durar ese estado, hacia dónde me conduciría, qué me depararía. Nada bueno, eso seguro. Me tambaleé sobre la delgada línea roja que separa realidad y ficción, cordura y locura.

Sólo que la línea no era roja. Era verde.

La delgada línea verde.

Imagen


La vertiente oeste de la Sierra La Conia cae abruptamente sobre el río Sella dando lugar a uno de los paisajes más salvajes y bellos de la geografía asturiana. Para hacerse una idea de su bravura basta decir que desde el Porru Altu de La Conia se ve el Puente La Huera (o Agüera) 1300 m más abajo y a ¡sólo 2000 m! de distancia horizontal.

Dos profundos tajos, por donde discurren las riegas Viarcellos y Trespuniellos, enmarcan un complicado terreno en el que lugares con nombres como Puniellos, Los Frayaos, Los Quiegos, Las Cruces, Robequero, La Copeña caen irremediablemente en el olvido.

Más arriba, justo bajo la cumbrera, el terreno alcanza líneas de vértigo. Las inclinadísimas y peligrosas laderas de Rúes de Acá, Rúes de Mediu y Rúes de Cabu, separadas las dos primeras por el Porrón de Rúes y Cuetu Palombu de Rúes y las dos últimas por la camaleónica Aguja Tresllerza, forman una impresionante y alargada pared de 500 m de altura donde los rebecos campan a sus anchas.

Y la delgada línea verde camuflada entre tanta grandeza. Sugiriendo una sutil debilidad. Susurrando, a quien sepa escuchar, un incierto camino hacia las alturas. Proponiendo la pregunta cuya respuesta sólo podía hallarse de una manera...

En un reciente post, nuestro compañero noyar mostraba sus ganas de explorar un acceso directo a Rúes de Acá. Aunque su idea estaba lejos de la delgada línea verde, fue el detonante para que el virus latente en mí estallase con una fuerza avasalladora. Una llamada telefónica y noyar quedó contagiado violentamente a su vez. Noyar reúne tres cualidades imprescindibles para un buen vericuetero: trepa por donde haga falta, no se arredra ante la vegetación (aunque hace trampa: usa guantes) y, lo más importante, tiene una pedrada considerable en la cabeza. Estaba claro que debíamos ir juntos en busca de una respuesta que, al menos, aliviara la fiebre.

Empezamos a caminar en Puente La Huera (o Agüera) (330 m), siguiendo el antiguo camino, ya prácticamente desaparecido, que comunica con las majadas de El Derrabáu. En este primer tramo es una delicia seguir el sendero, cuya construcción requirió armaduras de piedra e incluso el uso del barreno en algún punto. Estamos en Los Cabidinos.
Imagen

Imagen


Al llegar al Canto Los Cabidinos (390 m), el sendero da la espalda al Sella para introducirnos en la profunda cuenca de la Riega Viarcellos.
Imagen


La Riega Viarcellos cae por una pared rocosa que impide el avance en esa dirección. Hay que girar a la izquierda, donde se abre una verde y empinada rampa: el Valle Viarcellos. Aquí, el sendero se ha transformado en un leve rastro de animales entre los arbustos.
Imagen


En la base de las paredes de la derecha encontramos la Casa de León de La Sota. Sin palabras...
Imagen


Tras culminar el Valle Viarcellos, un corto escalón rocoso donde de nuevo aparecen restos de las armaduras del camino conduce a La Traviesa, gran canga dominada por una vertical pared en cuyo extremo izquierdo se halla la Cueva La Traviesa.
Imagen

Imagen


Es por ese lado donde aparece una canal que permite el ascenso a la franja herbosa superior, la Canga La Barrosa.
Imagen


Un reciente incendio ha dejado a los animales al descubierto. Nuestra ignorancia y la agresividad de esta serpiente nos hace pensar que se trata de una víbora cuando en realidad es una inofensiva culebra lisa, como supimos más tarde. Ventajas de tener un amigo biólogo...
Imagen


La siguiente canga, la más grande, se llama El Robledal (Robedal, escribe el gran Guillermo Mañana). En la base de la pared que la domina, ya intuimos la alargada y poco profunda Cueva El Robledal, también usada como refugio, a unos 830 m.
Imagen


Poco antes de llegar a la cueva abandonamos el rumbo ascendente que nos llevaría hasta El Derrabáu por La Aguya y Treslaguya. Porque vamos a recorrer ahora el camino que trazaron inteligentemente los pastores de Casielles, La Caviella y Biamón para comunicar de forma directa con las desaparecidas majadas de Les Cruces y Los Quiegos y, más allá, con las de Socuetu y El Llambriu (y, por tanto, con Soto de Sajambre) evitando de ese modo tener que subir hasta El Derrabáu.

Nada más desviarnos a la derecha, nos enfrentamos a un empinado tobogán, la Sierra Repontigu, que cae hacia las profundidades de la Riega Viarcellos. En segundo plano vemos un marcado collado que parece lugar de paso lógico. Sin embargo, no es exactamente así... Gerardo López, autor de varios libros sobre Los Beyos, explica que hay que diferenciar entre el Colláu Los Quiegos (el amplio collado, de acceso complicado aunque no lo parezca) y Forcáu Los Quiegos (el pequeño rellano situado un poco por encima y que es por donde pasaba el camino).
Imagen


Mientras bajamos, va dibujándose un senderillo que facilita el descenso. Pero, al doblar un canto, aparece un crestón rocoso que corta la dirección de la marcha. El paso parece improbable. Y lo sería si no fuera porque aquí tenemos otro ejemplo de la inteligencia y el trabajo de los pastores. Una obra de cantería, tan sencilla como espectacular y arriesgada, para acumular rocas hasta una altura de tres metros y poder alcanzar una estrecha vira sobre unos laureles. Noyar expresa su sorpresa y excitación y yo no puedo evitar recordar el vibrante momento, aquel día varios años atrás, en que, sin esperarlo, me encontré de bruces con la gran armadura de piedras. Fue Gerardo López quien, más tarde, me dijo su nombre: el Seu Repontigu, el paso clave y obligado sin el cual este camino no sería posible.
Imagen

Imagen

Imagen


El Seu Repontigu es la puerta del recóndito Valle Tras.
Imagen


Estudiamos el acceso a Los Quiegos. Puesto que yo ya conozco una subida improvisada, no es difícil imaginar que el verdadero camino debería discurrir por encima de la alargada y evidente banda rocosa.
Imagen


Cruzamos la Riega Viarcellos (en este punto llamada Riega Repontigu), que hoy baja con bastante caudal.
Imagen


Confiamos en hallar algún resto del sendero pero nuestras expectativas se ven desbordadas al descubrir que se mantienen bien visibles varios zigzags e incluso algún tramo armado. De esta manera, en pocos minutos alcanzamos el pequeño rellano del Forcáu Los Quiegos.
Imagen


Desde el Forcáu Los Quiegos hay que hacer el corto descenso al Colláu Los Quiegos (760 m). De inmediato nos encontramos con un escalón de dos metros que obliga a destrepar. ¿Qué ocurre? Pues que aquí se colocaban unas armaduras de madera para que pasara el ganado pero hoy en día no queda ni rastro de ellas. Todo ello lo cuenta Guillermo Mañana en su libro “La Senda del Arcediano”.
Imagen


Si subimos a la pequeña elevación que domina el Colláu Los Quiegos (llamada El Porrinal, según G. Mañana) tendremos una buena vista del entorno. Mirando hacia atrás vemos el Seu Repontigu, por donde hemos venido; y, arriba, La Aguya, junto a la cual pasa el camino hacia El Derrabáu.
Imagen


Pero el verdadero espectáculo lo da la salvaje Riega Trespuniellos, con los Picos de Cueva Negra alzándose altivos y desafiantes. Nuestra ansiada traviesa parece lejana e inaccesible. ¡Madre mía, ¿adónde vamos?! Aunque de momento transitaremos por terreno más tranquilo, rodearemos la base de las agujas rocosas que se ven en primer plano que, según información de G. López, son los Porros del Porrinal.
Imagen


Toda esta zona, donde aún subsiste un sendero bastante marcado, se llama Los Quiegos y a buen seguro fue muy utilizada antaño como terreno de pastoreo. Pronto avistamos la característica peña triangular sobre la que se asienta el Collao Les Cruces.
Imagen


En su base, bajo unos llamativos hedraos, son visibles los restos de la olvidada Majada Los Quiegos, tristes vestigios de un modo de vida tan duro como digno.
Imagen


A partir de la Majada Los Quiegos, el desaparecido camino ancestral sigue ascendiendo por la base de los cantiles, pasando por los lugares de La Copeña y Robequero, cruza la Riega Trespuniellos y asciende por la Ingiesta El Huergu para llegar al Collau El Huergu. Pero conviene más a nuestros fines tomar altura, así que remontamos hacia el Collau Les Cruces.
Imagen


En el Collau Les Cruces (894 m) encontramos otras ruinas, esta vez de la Majada Les Cruces.
Imagen

Hemos conectado de esta manera con el camino que discurre a un nivel superior, el que viene desde El Derrabáu a través del Collau Nabiosu, el llamado camino de los beyuscos. De momento, un corto ascenso entre las jayas nos lleva al Collau Traminguera.
Imagen


Empieza a dibujarse un leve sendero que, cada vez más marcado, nos lleva en corto descenso a un rincón mágico, un lugar de ensueño donde el agua brota de la peña como un auténtico regalo. Regalo que, naturalmente, no rehusamos.
Imagen

Imagen


Es la Juentona Les Cruces, el nacimiento de la Riega Les Cruces, que se precipita de inmediato formando una cascada vertical sobre las laderas de Robequero a unirse más abajo a la Riega Trespuniellos.
Imagen


Continúa...
Última edición por Treparriscos el Vie May 16, 2014 7:10 pm, editado 5 veces en total.

Avatar de Usuario
Treparriscos
Mensajes: 991
Registrado: Sab Feb 04, 2006 10:15 pm

Re: La delgada línea verde

Mensaje por Treparriscos » Vie May 16, 2014 3:50 pm

Desde la Juentona Les Cruces, el sendero continúa muy marcado en dirección a la Riega Trespuniellos.
Imagen


Alcanzamos el cauce pedregoso y seco de la Riega Trespuniellos. El camino de los beyuscos lo cruza para remontar de inmediato por la ladera contraria a través de la Ingiesta de Arriba hasta el Colláu El Aceu. En cambio, nosotros ascendemos decididamente riega arriba. Comienza la parte desconocida de la excursión y, como siempre en estos casos, algo en mi interior cambia automáticamente de modo “placer” a modo “alerta”.
Imagen


Noyar realiza un hallazgo inesperado, un objeto absolutamente fuera de lugar. No sabemos con exactitud de qué se trata pero en cualquier caso constituye un triste recordatorio de la inexorable capacidad de los conflictos humanos para llegar a los lugares más insospechados.
Imagen


Para alejar tan sombríos pensamientos alzamos la vista a las alturas. La traviesa soñada se ha vuelto invisible y la imponente Aguja Tresllerza se ríe abiertamente de nosotros: “no vais a poder subir por aquí, mequetrefes”. Y lo más probable es que tenga razón...
Imagen


La Riega Trespuniellos es un gigantesco esófago que amenaza con engullirnos. Nos abrimos paso entre grandes bolos alimenticios que han quedado atragantados, esperando que no sea ésta, precisamente, la hora de su comida.
Imagen

Tenemos ya cercano el empinado y amenazador muro que protege la delgada línea verde del asalto de los curiosos. El colladín en su base, a unos 1100 m, será un buen lugar para tomarnos un respiro y recomponer las ideas.
Imagen


Sabemos que, hasta este colladín, podríamos haber venido de forma directa y más rápida desde el Colláu Traminguera, pero nos ha parecido más interesante y variada nuestra alternativa. Vemos en lo más profundo el bar de La Huera y nos preguntamos si alguien nos observa mientras come tranquilamente en la terraza una ración de queso de Los Beyos...
Imagen


Del otro lado, el atormentado mundo de los Conquerones de Rúes nos muestra sus encantos y noyar sucumbe de inmediato.
Imagen


Pero hemos venido hasta aquí atraídos por otros cantos de sirena y, por más ardua e incierta que parezca la empresa, no queda otra opción que acometerla.
Imagen


Mientras olfateamos un levísimo rastro de rebecos entro en modo “concentración total”. No caben errores en un terreno como éste, donde el vacío se halla a una milésima de segundo. Naturalmente, surgen dudas, acrecentadas por la idea de que quizá ningún ser humano haya pasado por aquí, pero es algo a lo que estamos habituados. Sólo más arriba, cuando necesitamos hacer uso de toda nuestra experiencia, sobrevuelan preguntas de difícil respuesta, al menos en el estado febril en el que nos encontramos. ¿De verdad es necesario estar aquí?¿Es razonable asumir ciertos riesgos? ¿Realmente tenemos capacidad de elección?
Imagen

Imagen

Imagen


Preguntas que quedan atrás en el aire, vanas y fútiles, olvidadas, cuando alcanzamos el motivo de nuestro deseo. Aquella delgada línea verde de trazo inverosímil, causa de nuestra fiebre y en cuyo extremo pensamos, paradójica e irracionalmente, hallar remedio para nuestro mal.
Imagen


Un paseo al borde del precipicio. Un paisaje de escándalo. Un rebeco que huye, atónito. Una mirada de complicidad con el compañero... Sí, estamos enfermos. Pero ¡no queremos curarnos!
Imagen

Imagen

Imagen


Querríamos que no se acabara nunca pero sabíamos que no sería así. La delgada línea verde ha quedado atrás y ahora toca dominar la euforia porque aún debemos recorrer las terribles playas de Rúes de Mediu y encontrar, si es que la hay, una incierta y desconocida salida hacia las alturas, donde sólo se ven paredes infranqueables.
Imagen

Imagen

Imagen


Nuestro instinto nos guía hacía la brecha que separa la Aguja Tresllerza de las paredes del Porrón de Retortiellu.
Imagen


Y he aquí que una providencial vira nos muestra el camino, el más aéreo, el más codiciado, el único posible...
Imagen


... Vigilados por la malhumorada Aguja Tresllerza, que ha visto profanados sus dominios.
Imagen


Presintiendo la cercanía de la cresta cimera, notamos cómo la fiebre va remitiendo.
Imagen

Imagen

Imagen


Como no podía ser de otra manera, un último esfuerzo por la larga cumbrera nos lleva hasta el Porru Altu de La Conia (1654 m). La placentera estancia en su cima debe de tener efectos curativos porque enseguida notamos mejoría.
Imagen


O acaso no...
Imagen


El descenso nos lo tomamos con calma. Iremos hasta el Jucantu, desde donde descenderemos por El Derrabáu y La Aguya a enlazar con la ruta de subida.
Imagen


Majada El Cuetu, en El Derrabáu, lugar de impresionante belleza. Y el Porru Altu de La Conia al fondo.
Imagen


Nuestro recorrido y un poco de toponimia.
Imagen



Nota: Algunas partes de este reportaje (resulta evidente cuáles) han sido escritas en un estado febril grave (un nuevo virus). No obstante, me ha parecido interesante incluir esas fantasiosas divagaciones. Espero que el lector sepa disculparme.

Lo que es totalmente serio es el siguiente comentario:

Como creo que queda patente en el reportaje, la segunda parte de este recorrido se desarrolla por lugares difíciles y peligrosos. En ningún caso recomendamos a nadie seguir nuestros pasos a través de Rúes de Mediu...


¡Hasta pronto! ;)

Avatar de Usuario
noyar
Mensajes: 114
Registrado: Lun Feb 11, 2013 7:09 pm

Re: La delgada línea verde

Mensaje por noyar » Vie May 16, 2014 6:33 pm

En el monte casi siempre se pasa bien, incluso hay dias en los que uno lo pasa fenomenal, pero hay algunos poquísimos días que quedan grabados para siempre en una esquinita escondida del cerebro. Son los recuerdos de esos días los que te ayudan a superar algunos momentos malos de esta estresante vida que llevamos. Pues sin duda alguna éste fue un día de esos. Recorrer el Seu Repontigu fue un preludio del éxtasis que iba a llegar después. Algo maravilloso fue alcanzar el Valle Tras, tan escondido, que casi es imposible de ver y que solo se puede intuir desde algunos sitios. Ya solo con aquello hubiera sido un día increíble, pero aun habría más, la subida al Forcau Los Quiegos, por un seu que todavía presenta armaduras fue sublime. Y después, como bien dice Treparriscos, en la superación de la barrera rocosa que nos separaba de la “linea verde”, hubo que cambiar el modo de pensar y pasar del disfrute total a ponerse en modo de atención absoluta a los pasos a dar, pero hasta en esos momentos, uno disfruta enormemente ya que se siente tremendamente vivo y completamente concentrado en cada movimiento. Una vez montados en la “línea verde”, aquello era un sitio tan asombroso, que daba pena avanzar porque sabíamos que cada paso que dábamos estábamos más cerca del final. Y de guinda, subir todo el paredón de Rúes del Medio con la incertidumbre de si podríamos salir de allí, y de manera providencial, un regalo totalmente inesperado, esa maravillosa vira que nos permitió escapar. Resumen, un día que no se va olvidar nunca. Muchas gracias Treparriscos por haber descubierto este maravillosos lugar y haber tenido la generosidad de compartir el momento.

Avatar de Usuario
Dobra2
Mensajes: 2020
Registrado: Vie Sep 23, 2005 8:40 am
Ubicación: Aviles

Re: La delgada línea verde

Mensaje por Dobra2 » Dom May 18, 2014 7:54 am

¡¡Vaya preciosidad de recorrido!! kk2:) kk2:) Y vaya dos "máquinas" que os juntasteis. Tanto tú, Trepa, como Noyar no vais a dejar rincón sin patear en la zona. Ha sido un placer ver por dónde os ha llevado esa "infección aguda" y leer este estupendo relato en el que paso a paso vamos siguiendo vuestro "febril delirio" a lo largo del atormentado y maravilloso relieve de los Beyos.

Trepa, no hay duda que tienes muy buen ojo para localizar los lugares de paso, como esa preciosa y abismal línea verde, pero la que verdaderamente fue providencial fue la que seguisteis luego y que os encaramó definitivamente a la cumbre. Si no llega a ser así, da la impresión de que lo teníais crudo para dar la vuelta.

Hace años, salimos desde Puente La Huera con la intención de seguir vuestro mismo camino pero sólo hasta el entronque con el Camino de los Beyuscos. De aquella acabamos luchando con las zarzas y la apabullante vegetación bajando por la Sierra Repontigu (ahora sabemos el topónimo) sin saber que el paso clave para pasar al otro lado era el Seu Repontigu. Lo dejamos a nuestra izquierda y seguimos bajando y no pudimos pasar al Valle Tras... ¡Ahora no tenemos más remedio que volver! Con el post ya tenemos muy claro el itinerario... aunque nunca se sabe... :roll:

Por cierto, muy bueno lo de los "modos". En nuestro caso, el "modo placer" debe estar siempre desactivado... debió venir así de fábrica :lol: :lol:

¡Saludos!
Los Dobra

panchatandra
Mensajes: 249
Registrado: Jue Abr 15, 2010 11:32 am

Re: La delgada línea verde

Mensaje por panchatandra » Dom May 18, 2014 4:35 pm

Inigualable línea aérea q os habéis marcado por los inmarcesibles Beyos kk2:)
Da gusto seguir vuestros seguros pasos por tran intrincados sedos desde la seguridad de mi ordeñador, :mrgreen: :mrgreen:
Pero me encanta seguiros y ver que algún colega de afición descaradamente osado y contagiado por una cepa viral mas desaprensiva que la mía kk3:) ose adentrarse por vericuetos de tal intríngulis.
Animo chicos,no pierdo ninguna de vuestras entregas, contáis con mi mas ferviente admiración y apoyo incondicional,eso si, dios mediante,yo desde el ordeñata y la seguridad de su nada vertiginoso teclado.

Un abrazo.

Paco Ballesteros
Mensajes: 1998
Registrado: Sab Dic 03, 2005 10:47 pm
Ubicación: Oviedo

Re: La delgada línea verde

Mensaje por Paco Ballesteros » Lun May 19, 2014 10:38 am

Habéis desentrañado, desvelado y recuperado muchos puntos olvidados y otros desconocidos de ese alucinante mundo de Los Beyos con una actividad que solo personas como vosotros pueden hacer. Mi más sincera y asombrada felicitación. He aprendido mucho con vuestro reportaje y me alegro mucho de que hayáis conectado con ese gran conocedor de la toponimia beyusca que es Gerardo López. Habéis dado toda una lección. Enhorabuena.
Saludos

Avatar de Usuario
Cienfuegos
Mensajes: 1551
Registrado: Mié May 16, 2007 7:45 am
Ubicación: Oviedo
Contactar:

Re: La delgada línea verde

Mensaje por Cienfuegos » Lun May 19, 2014 2:58 pm

Amigos mios. Me quito el sombrero. Acabais de parir uno de esos reportajes antológicos que de tanto en tanto se publican en el foro y que son los que lo engrandecen, un reportaje para disfrute por parte de los mundanos y repetición por parte de los divinos :lol: .
Increible. Lo he disfrutado como si lo hubiera vivido, aunque yo me contentaré con verlo desde la pantalla del ordenador. Precisamente hace solo unas semanas durante un intercambio de mensajes, Noyar se me ofereció a acomnpañarle durante alguna incursión por esos lares. Entonces decline la oferta convencido de no estar a la altura. Me reafirmo :lol: . Lo que no quita, como digo, que lo haya disfrutado plenamente.
Una maravilla, de verdad. Enhorabuena a los dos.
Cienfuegos
Última edición por Cienfuegos el Lun May 19, 2014 6:57 pm, editado 1 vez en total.

Responder

Volver a “CORDILLERA CANTÁBRICA”

¿Quién está conectado?

Usuarios navegando por este Foro: No hay usuarios registrados visitando el Foro y 14 invitados